viernes, 10 de abril de 2015

La carta de Gardel - novela (fragmento)





- ¿Se refiere al Sur?

- Sí - dijo la mujer más vieja del pueblo, después supe que se llamaba Dolores.

- ¿Por qué?

- Porque en el Sur está todo.

- ¿A qué se refiere?

- Todo lo que usted busca, está en el Sur.

- ¿Cómo lo sabe?

La mujer señaló entonces lo retratos colgados en las paredes y luego dijo:

- ¿Ve usted estos retratos, estas caras, estas fotografías?

- Sí

- Son las caras de muchas personas que vivieron aquí, en este pueblo. Conozco las historias de cada uno, podria contarle...

- ¿Y cómo hace para recordar cada historia?

- Venga, siéntese aquí - dijo señalando un sillón tapizado en cuero

Ella fue hasta otro sillón igual y se sentó, la seguí. Me quedé callada hasta que Dolores volvió a hablar:

- El pasado es lo único que debe importarnos, el presente se esfuma, el futuro no existe todavía.

- Lo dice muy segura.

- El pasado está aquí, usted debe conocerlo...

- Está bien. Estoy dispuesta a escucharla, a venir aquí muchas veces...

- Si quiere encontrar la carta de Gardel va a tener que venir, puedo contarle muchas historias.

Me preparé para escuchar algunas, después dije:

- ¿Y usted siente estima por todas esas personas de las fotografías?

- ¡No! - contestó alarmada. Un gesto de preocupación le dibujó algunas arrugas en la frente.

- ¿Entonces odia a alguien?

- Tampoco.

- ¿Qué siente cuando recuerda las historias de cada uno de los que están ahí?

- A veces nada - dijo y sonrió enigmáticamente.
(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

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