miércoles, 3 de julio de 2013

Apuntes sobre la novela La carta de Gardel



(Buenos Aires)

Empecé a escribir la novela La carta de Gardel después de hacer una larga investigación sobre el tango, en principio para escribir un ensayo. Compré muchos libros sobre el tango, sobre Gardel y también sobre otros compositores y cantantes. Fui a investigar a bibliotecas, entre ellas a la del Congreso de la Nación, hice entrevistas a compositores, cantantes como Eladia Blázquez, tangueros, músicos y otros entendidos sobre el tema. También visité bares dedicados al tango como el Café Homero en San Juan y Boedo, recorrí los bares de tango de Boedo, tomé fotografías, fui a escuelas de tango donde se enseña a bailar. Fuí a espectáculos nocturnos de tango. Y cuando empecé a escribir el ensayo desistí porque ya tenía una buena cantidad de ensayos leídos y no quería hacer otro más. Entonces empecé a escribir la novela. Y me di cuenta que Gardel era un tema recurrente en mi familia, tanto en mi casa, en mis padres, como en la familia de mi madre y también de mi padre. Escuché cantar a Gardel por primera vez en una victrola que descubrí en la casa de mi abuelo paterno,  en Quilmes, donde nací y viví durante toda mi infancia, antes de vivir en Buenos Aires, ciudad donde vivo ahora.  Puse un disco que había por ahí y así lo escuché, yo era muy chica. Y así decía Julio Cortázar que había que escuchar a Gardel, en una victrola.
En la casa de mi madre está lleno de fotografías de Gardel, también a mi abuela materna le gustaba mucho Gardel, porque decía siempre que era el mejor. Y ella siempre tendía a lo mejor, al mayor esfuerzo, y realmente fue una mujer que se superó todo el tiempo e hizo que sus hijos se superaran. Era hija de inmigrantes italianos y formó una familia, tuvo tres hijos y una adoptiva, mi tía, que era sobrina y a la cual crió, porque su hermana se la encomendó antes de morir. Mi abuela materna conoció a Carlos Gardel en el pueblo donde nació, Rojas, en la Provincia de Buenos Aires, cuando Gardel iba junto a Razzano a cantar por los pueblos. Esta anécdota, está reflejada en un cuento y también en la novela.
Con estas historias empecé a armar la novela. Después apareció el personaje de Mary, una secretaria que reparte su vida entre bailar tango y milonga de noche, después del trabajo y su trabajo. Obsesiva por el trabajo y dependiente de la opinión del jefe. Nunca en mi vida trabajé como secretaria. Sí trabajé en oficinas, y por eso conocía a muchas mujeres que trabajaban en ese puesto, y que también hacían sus comentarios. Tampoco nunca aprendí a bailar tango ni milonga. Sí conocí a muchos profesores y profesoras de tango y los entrevisté para la novela. Una mujer que trabajaba como secretaria y tenía este tipo de vida, sin responsabilidades familiares ni pareja fija, me inspiró el personaje de Mary. Por supuesto, he cambiado nombres, lugares, y también otros personajes para escribir la novela. Conocer a "Mary" me inspiró. Tuve por ella, por la real, mucho rechazo, ya que nunca se me hubiera ocurrido hacer ese tipo de vida. Luego, la fui entendiendo y por eso seguí con el personaje en algunos capítulos de La carta de Gardel.
Es que como decía Borges, todo lo que nos ocurre, todo lo que vivimos, tiene que ser material para lo que escribimos. Borges, un gran maestro, siempre me inspira.

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