domingo, 9 de junio de 2013

La carta de Gardel - novela (fragmento)



Había sido un día relativamente agitado. Encuentro en el bar con Julio, estaba dispuesta a bailar tango y milonga. Tenía que entrar en el ambiente para saber, para averiguar algo. La carta de Gardel era el motivo de mi investigación. Después de ver a Julio me fuí a la casa de la señorita Ana. Me atendió como siempre,
hospitalaria y se cobró la amabilidad con una serie de quejas contra su sobrino. Después de todo ¿por qué tenía que aguantar un pibe así? cuando ella ya tenía  su vida hecha, su jardín, su hotel, sus mascotas, y lo más importante: sus recuerdos. Pero el sobrino, era una obligación, dijo, los padres del chico habían muerto, y ella tenía la obligación de hacerse cargo. Me pareció mezquino todo lo que dijo y también que se cobrara el almuerzo que me habia brindado - asado al horno con papas - contándome semejantes cosas. Yo soy una detective privada y no una psicoanalista, seguramente si lo fuera cobraría más. El problema ahora era Mary, encontrarla, saber dónde estaba, y qué había ido a hacer ahí donde se encontrara. Julio me dio una pista: a ella le gusta ir al pueblo cerca de aquí, alquilar un bote y remar en la laguna.
Julio no podía llevarme hasta ahí, tenía clases de tango a partir de las ocho, a las siete llegaría al bar, se prepararía en un camarín. De pronto lo vi a Julio como el hombre que podía contener a Mary, seguramente lo era, no sé, tal vez, Julio la conocía muy bien y  callaba.
Tomé un remise y me fuí al pueblo que me había dicho Julio. Durante el trayecto, el olor a campo, a zorrino, a tierra me hizo sentir que tal vez hubiera alguna posibilidad de encontrar a Mary. Era preocupante tener una carta en mis manos, que parecía recién escrita, y que me habían entregado en el hotel. La firmaba Mary:

"No se preocupe, estoy bien. Sólo que lo vi a Alejandro, mi ex-jefe en la empresa, dando vueltas por ahí. No quiero encontrármelo. Conozco su historia, trabajé con él un tiempo largo. Nunca le contaría a nadie las cosas que yo sé. Alejandro subió en la empresa al puesto más alto y eso le costó el matrimonio. Todavía es joven y es ambicioso,  y va a escalar más, seguramente. Soy un poco la artífice de todo eso, porque lo ayudé  a subir en su carrera, tal como hice con Guillermo. Asesorándolo permanentemente, conteniéndolo. Las personas así necesitan siempre a alguien, a alguien como era yo antes.  A alguien que yo no soy más, porque soy otra, usted Mariana sabe. Alejandro vino en un auto nuevo al pueblo, era el auto más nuevo y más caro que había  por el pueblo ¿cómo no lo iba a ver? Usted sabe Mariana que mi vida ahora es otra, distinta, más reservada y secreta, más a resguardo.  Guarde esta carta, Mariana, téngala usted y cuándo vuelva, la buscaré y hablaremos de este asunto.".

Me empecé a preocupar por Mary, quería encontrarla rápido ¿por qué esta huida del pueblo? ¿qué me quería decir realmente con la carta?

(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

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