miércoles, 30 de junio de 2010

Guillermo Pilía



Guillermo Pilía, nacido en La Plata en 1958, se graduó en Letras en la Universidad platense. Fue director de la Cátedra Libre de Literatura Platense “Francisco López Merino” de esa Universidad (2005 – 2010), y en la actualidad profesor adjunto de Producción de Textos de la Facultad de Bellas Artes y titular de Teoría Literaria y Lenguas Clásicas en el Instituto Terrero. Publicó ocho libros de poesía, tres  libros de cuentos y numerosos ensayos y trabajos académicos, entre los que se destacaLa trascendencia en la espiritualidad hispana. Sus textos le reportaron valiosos premios en la Argentina, Francia, Estados Unidos, Ecuador, Chile y Australia. En España fue reconocido en Badajoz, Córdoba, Santander y Madrid, donde fue publicado su último libro de cuentos taurinos, Tren de la mañana a Talavera. Fue secretario de cultura del Círculo Andaluz de La Plata, miembro del Instituto Platense de Cultura Hispánica y productor y conductor del programa radial Poesía y música de España y América. Dictó numerosos cursos y conferencias sobre cultura española en general y andaluza en particular, entre ellos “Historia de la literatura andaluza”, “La poesía española del siglo XX” y “Los toros en la historia, las letras y el arte”. También dirigió el ibro Andalucía, tan lejana y cercana, memorias de los inmigrantes andaluces de la región de La Plata. 
Recientemente recibió el Premio Al –Ándaluz otorgado por el Círculo Andaluz de La Plata.

Guillermo Pilía

Guillermo Pilía / Seis poemas

Niebla

Hay sobre la madrugada un vidrio opaco:
caminamos a tientas, en lo ambiguo
entre la tierra y el cielo: así creemos
que caminan también nuestros difuntos.

Quizás se esparcirá también la niebla
sobre campos y canales, contra el muro
verdinoso de la infancia,
entre los juguetes y el incienso de Rimbaud.

Es este humo de Dios como una llaga
que se percibe apenas con dolor: la pupila turbia
del milagro evangélico, quizás
un ojo lisiado de la mañana y de la vida.

Luna de Alexis

Ha cambiado la calle: en otro tiempo
la noche era aquí más selvática: oscilaba
en la esquina un farol con el viento
del verano, grillos y ranas presagiaban tormenta
y venía del fondo de lo oscuro
un perfume profundo de quintas y de albahaca.

Pero allá sobre las casas, en la linde del cielo,
los mismos árboles refrescaban la atmósfera:
los tilos olorosos de noviembre, los pinos y cipreses,
los eucaliptos balsámicos: de aquellas
maderas inmortales brotaba a veces esta luna
que mi hilo contempla con mis ojos de asombro.


Amor más misterioso que los muertos

...odore dell’infanzia
che grama gioia accolse...

                                                        Salvatore Quasimodo


Creíamos olvidado el olor
de la vieja casa, cuando de pronto,
al abrir una puerta de madera,
volvieron las noches de verano y el acoso
de los mosquitos,
las fiestas, sus vísperas y el misterioso
resucitar de nuestros muertos.

Solían nuestros años añejar
también estos recuerdos, solían traer
otras noches de verano superpuestas,
otras fiestas, otras vísperas, otro amor
más misterioso que los muertos.
Hasta que en un instante retornaba
el olor de la infancia y su enfermiza alegría.

El milagro

Contaba mi padre que mi abuelo tenía
un ojo que siempre le lloraba, producto
de un golpe que le dio —brutal— mi bisabuelo.
Tendría entre ocho y diez años entonces

y con esa marca vivió hasta los setenta.
Nunca supe qué falta nimia le acarreó
un castigo tan dilatado en la distancia
y el recuerdo: ese ojo lisiado que no obstante
no logró hacerlo cruel ni resentido.
Cuando hoy mi vista llora de cansancio
—como esta mañana que tanto se parece
a aquellas en que escuchaba de niño
la historia de mi abuelo— pienso en el milagro
de mi padre que no sufrió la misma suerte,
de mis ojos sanos y de los ojos
más sanos aún de mi hijo; en el milagro
de que esa infancia dolorosa de mi abuelo
se haya quedado allá en su isla, y solamente
trajera aquí sin odio un ojo humedecido
que hoy bien podría estar llorando por piedad.

Quijotes

Con el de hoy ya son tres
los
Quijotes que entraron a esta casa:
uno de letras grandes —que leíste
cuando sufrías de los ojos—, otro
que fue conmigo y con mi hijo un verano
en un viaje a Misiones, y el que ahora
editó la Academia —tu presente
de nuevo aniversario—. Como Sancho
sobre el rucio este libro me ha seguido
desde los diez años en que mi padre
me lo dio con inocencia a leer,
en su vieja edición a dos columnas
—de él me queda solamente el recuerdo


de una cama abrigada y confortable
y un olor a papel con humedad
que aún siento y me entristece—. Como Sancho
desde entonces con torpeza he servido
siempre a algún ideal: con esperanza
peregrina de cambiar ciertas cosas
y certeza de acabar apaleado.

Lo que a nadie le importa

Ahora que el tiempo va trayendo sosiego
y que hallo cada cosa en su lugar
—cada cuerpo geométrico en su sitio
como en un test de inteligencia—, ahora
que cada sentimiento ocupa su baldosa
y lo que de mí me avergüenza se equilibra
con lo que de mí me enorgullece,
ahora —precisamente— me acuerdo
—ya casi sin dolor — de las miserias
que ayer nomás pensaba que tal vez
no iban nunca a concederme reposo:
el color azul gris de mi uniforme
de soldado, el amigo o la mujer
que traicioné, el amigo o la mujer
que a mí me traicionaron, la sonrisa
que alguna vez le di —por miedo— a un asesino
y la imagen de mi abuela que comía en silencio
la manzana de sus cien años de pobreza.
Sólo lo que a nadie le importa sino a mí,
lo que no he vivido y lo que siempre he callado,
lo que nunca conoceré ni escribiré,
lo que conmigo se muere: sólo esto me acongoja. 

(c) Guillermo Pilía

Ricardo Piglia



Ricardo Piglia nació en Adrogué (Provincia de Buenos Aires) en 1940. Estudió Historia en la Universidad de la Plata. En 1967 ganó el Premio Casa de las Américas por su libro de relatos La invasión.
Dirigió la Serie Negra, famosa colección de policiales que difundió a Hammett, Chandler, Goodis y McCoy.
Ha publicado Nombre falso, Respiración artificial (novela), Crítica y ficción, Prisión Perpetua, La ciudad ausente (novela). Acerca de esta última Ricardo Piglia compuso la ópera del mismo nombre junto al músico Gerardo Gandini y se estrenó   en el Teatro Colón en 1995. Además publicó la novela  Plata quemada (novela policial), Crítica y ficción, El último lector.  Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y portugués.
Publicó ensayos sobre Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Domingo Faustino Sarmiento, Macedonio Fernández y otros escritores argentinos. Fue director de investigaciones y profesor honorario de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Desde 1997 es profesor de literatura norteamericana en la Universidad de Princeton.
Está considerado como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.

domingo, 27 de junio de 2010

Ernesto Sabato


foto: Ernesto Sabato - gentileza: Facundo Gauna
Ernesto Sabato (1911-2011) nació en Rojas, provincia de Buenos Aires. Hizo su doctorado en Física y cursos de filosofía en la Universidad de La Plata, trabajó en radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie y abandonó para siempre la ciencia en 1945 para dedicarse en forma exclusiva a la literatura. Ha escrito varios libros de ensayos sobre el hombre en la crisis de nuestro tiempo y sobre el sentido de la actividad literaria , así, El escritor y sus fantasmas (1963; Seix Barral, 1979), Apologías y rechazos (Seix Barral, 1979), Uno y el Universo (Seix Barral, 1981) y La resistencia (Seix Barral, 2000)?, su autobiografía, Antes del fin (Seix Barral, 1999), y tres novelas cuyas versiones definitivas presentó Seix Barral al público de habla hispana en 1978: El túnel en 1948, Sobre héroes y tumbas en 1961 y Abaddón el exterminador en 1974 (premiada en París como la mejor novela extranjera publicada en Francia en 1976). Escritores tan dispares como Albert Camus, Graham Greene y Thomas Mann, Salvatore Quasimodo y Guido Piovene, Witold Gombrowicz y Maurice Nadeau han escrito con admiración sobre su obra, que ha obtenido el Premio Cervantes, el Premio Menéndez Pelayo y el Premio Jerusalén.
Según Carlos Catania, autor de "Genio y figura de Ernesto Sabato": "...A mi juicio, la soledad de Sabato se vincula a dos problemas: la ciencia y el marxismo. Ambos fueron examinados a fondo en Hombres y engranajes, publicado en 1951, cuando la obra de ningún revisionista era conocida. Sabato nunca fue un "anticomunista"; siempre respetó lo que en Marx hay de trascendente y de reivindicación del hombre concreto frente a la entelequia de los ilumnistas, mucho antes de que lo hiciera un intelectual tan insospechable para la izquierda como Jean-Paul Sartre. Examinando los ensayos de Sabato, surge que renegó
del comunismo totalitario, pero jamás renunció a su aspiración de justicia social. Defendió al hombre concreto contra cualquier
género de alienación y nunca cerró los ojos ante el hecho de que, para ser libre, el hombre debe, en primer término, estar alimentado. Vaticinó dos tipos de alienación: la económica en el régimen capitalista, y la otra, la que Marx no vio, fascinado con el progreso: la de la ciencia. Asimismo puso al desnudo la "variante positivista" del marxismo respecto al arte...".

bibliografía: Carlos Catania, Genio y figura de Ernesto Sabato, Eudeba, 1987






El por qué de este blog

(Buenos Aires)

Cuando asistí a la entrega del Gran Premio de la Provincia de Buenos Aires para el editor Jorge Herralde - fundador y editor de la editorial independiente Anagrama, radicada en Barcelona - las palabras del escritor Ricardo Piglia quedaron dando vueltas en mi memoria.Como escritora nacida en Quilmes, Provincia de Buenos Aires compruebo día a día que las palabras de Piglia son ciertas. Hay una literatura argentina, de la Provincia de Buenos Aires.





"...En primer lugar habló Ricardo Piglia quien destacó la trayectoria de Herralde y de la editorial Anagrama, donde él mismo ha publicado varios libros. Piglia dijo que Herralde es un editor atento a la literatura argentina. Publicó a Copi, y a otros grandes autores. Y señaló también, al hablar del Gran Premio de la Provincia de Buenos Aires que hay que destacar una tradición cultural de esta provincia ya que que no hay una sola literatura argentina o nacional cuyo eje es la ciudad de Buenos Aires sino que hay varias.
El escritor argentino sostuvo que destacados escritores como Benito Lynch o Miguel Briante, por ejemplo pertenecen a la tradición literaria de esa provincia.
La tradición cultural y literaria de la Provincia de Buenos Aires, dijo Piglia, generalmente estuvo entre la ciudad de Buenos Aires y la literatura regional o del Interior (del resto de las provincias) sin pertenecer sin embargo a ninguna de esas otras tradiciones. Y citó el caso de los escritores Juan José Saer, Héctor Tizón, Antonio de Benedetto, Daniel Moyano, entre otros, que pertenecen a la tradición de las literaturas regionales o “del Interior”...".

leer nota completa en:


desde entonces planifico publicar un blog con los escritores de la Provincia de Buenos Aires.

En esta primera entrega, se publica a Ernesto Sabato quien ha cumplido 99 años y ha recibido recientemente el Premio José Hernández que otorga el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
Araceli Otamendi
Directora - Editora